31 de mayo de 2012

Ofrenda Floral

Hoy, 31 de mayo, la iglesia celebra la Visitación de María a su prima santa Isabel. Una fiesta entrañable, sin duda, en la que ambas se alegran por las maravillas que Dios ha hecho en sus vidas. En este día, nuestra Parroquia quiere acercarse a la Ermita de la Virgen de Viloria, nuestra Patrona, para hacer la ofrenda floral con los niños y niñas de catequesis. Es ya tradicional, y es una buena manera de terminar el mes de mayo, consagrado y dedicado a la Virgen María. 
 
Saldremos del Parque Municipal a las 17:15 horas, para tener un rato de juegos y merienda en el entorno de la Ermita y a las 19 horas comenzar la ofrenda floral a la Madre. Aún estás a tiempo de animar a tus hijos y nietos a que vengan.

28 de mayo de 2012

Encuentro de niños y niñas de primera comunión

El próximo sábado, 9 de junio, habrá en el Seminario Diocesano de Valladolid un encuentro de niños y niñas de primera comunión. Será de 10 a 17 horas, con la celebración de la Eucaristía presidida por Don Ricardo. No dejes de invitar a muchos niños y niñas a que acudan y compartan la alegría de la fe con otros. 


27 de mayo de 2012

Hoja Parroquial


Vigilia de Pentecostes 2012

En la noche del 26 de mayo celebramos la solemne Vigilia de Pentecostés y en ella quisimos dar un significado muy especial como fiesta de la parroquia. No deja de ser el día en el que los apóstoles reunidos, junto a María, en el cenáculo reciben el don del Espíritu Santo y son enviados a Evangelizar.

La mayor parte de las personas eran de nuestra parroquia, pero -también- quisieron hacerse presente otras venida de otras partes de la diócesis, especialmente catequistas y familiares de todos nosotros.

Atabiados de farolillos, y del cirio pascual, comenzamos la celebración en nuestra iglesia para después caminar -rezando el rosario- hasta nuestra ermita de la Virgen de Viloria.

Niños, jóvenes y mayores se dieron cita para vivir este acto de la fe.

En la ermita cantamos, junto a nuestra Señor, preciosos cantos llenos de frescura y devoción. Emocionantes mensajes que provocaban la adoración y la alegría interior.

Escuchamos la Palabra, el mensaje del Señor, escuchamos el testimonio de algunos miembros de nuestra comunidad que representaban los distintos servicios que nuestra parroquia sirve: Liturgia (coro), Cáritas y Pastoral de la Salud y Evangelización-Catequesis. Preciosos todos ellos, llenos de emoción y sinceridad.

En el altar una preciosa paloma, símbolo del Espíritu, irradiaba color como diversos son los dones que el Señor derrama sobre nosotros.

El P. Reynaldo, párroco de Nuestra Señora de Lourdes en la Flecha, nos dio la bendición y los niños-monaguillos nos obsequiaron con una réplica de la gran paloma, para seguir llevando a nuestra casas ese calor y fervor que todos recibimos en la noche de Pentecostés.




























¡FELIZ PASCUA DE PENTECOSTÉS A TODOS!

21 de mayo de 2012

Mes de Mayo - Mes de María


LA RIQUEZA

No es rico quien mucho tiene. Es rico aquel o aquella que, con lo que tiene, sabe disfrutar y ser feliz. “La avaricia rompe el saco” dice un refrán.
Nunca como hoy el mundo, la sociedad, la familia, los colegios….hemos tenido tanto. Pero ¿por qué siempre tenemos la sensación de que “nos falta algo”.

En cierta ocasión un enfermo llamó a las puertas de un hospital. Era una persona tremendamente rica. No sabía, ni él mismo, lo que tenía como fortuna en los bancos.
El medico que le atendió, después de analizar su estado físico, le dijo: “tendrá que cuidarse para llevar una vida tranquila”. El enfermo rico le contestó: “¿quiere decir que tengo algo grave?” Así es –añadió el médico- pero esté vd tranquilo. Por lo menos tiene abundancia de dinero.
El enfermo se levantó y  acercándose al sanitario le contestó: “mire; todo el dinero que tengo no me sirve para añadir ni un solo año a mi vida. ¿O no es así? “ El médico asintió con su cabeza. Pocos meses después aquel hombre que tenía todo perdía lo más importante: su vida.

María:
Tú fuiste pobre pero feliz.
¿Por qué nosotros teniendo tanto
nos faltan sonrisas en los labios?
Ayúdanos, María, a saber que la riqueza no está en el tener sino en el ser.
Ayúdanos, María, a poner nuestros ojos en lo verdaderamente importante.
Enséñanos, María, a valorar lo que cae en nuestras manos y no olvidar que, uno es más feliz, cuando se pone en servicio a los demás.
Tú que siendo pobre fuiste rica
ayúdanos a no poner nuestro corazón ni nuestro futuro en lo puramente material.
Amén.

13 de mayo de 2012

Domingo 6 de Pascua - Ciclo B

Hoja Parroquial

San Pedro Regalado

D. Ricardo nos dice en su Homilía de la Eucaristía de celebración de San Pedro Regalado que debemos reconocer la realidad que nos rodea, en la que todos los ciudadanos seamos solidarios e igual que compartimos los beneficios compartamos también los sacrificios. El Amor cristiano debe llevarnos a reconocer en el otro a un hermano y atenderle en sus carencias.

Nuestra Señora de Fátima


La Santísima Virgen María
se manifestó a tres niños campesinos

En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes, situada a 800 metros de altura y a 130 kilómetros al norte de Lisboa, casi en el centro de Portugal. Hoy Fátima es famosa en todo el mundo y su santuario lo visitan innumerables devotos. 

Allí, la Virgen se manifestó a niños de corta edad: Lucía, de diez años, Francisco, su primo, de nueve años, un jovencito tranquilo y reflexivo, y Jacinta, hermana menor de Francisco, muy vivaz y afectuosa. Tres niños campesinos muy normales, que no sabían ni leer ni escribir, acostumbrados a llevar a pastar a las ovejas todos los días. Niños buenos, equilibrados, serenos, valientes, con familias atentas y premurosas. 

Los tres habían recibido en casa una primera instrucción religiosa, pero sólo Lucía había hecho ya la primera comunión. 

Las apariciones estuvieron precedidas por un "preludio angélico": un episodio amable, ciertamente destinado a preparar a los pequeños para lo que vendría. 

Lucía misma, en el libro Lucia racconta Fátima (Editrice Queriniana, Brescia 1977 y 1987) relató el orden de los hechos, que al comienzo sólo la tuvieron a ella como testigo. Era la primavera de 1915, dos años antes de las apariciones, y Lucía estaba en el campo junto a tres amigas. Y esta fue la primera manifestación del ángel: 

Sería más o menos mediodía, cuando estábamos tomando la merienda. Luego, invité a mis compañeras a recitar conmigo el rosario, cosa que aceptaron gustosas. Habíamos apenas comenzado, cuando vimos ante nosotros, como suspendida en el aire, sobre el bosque, una figura, como una estatua de nieve, que los rayos del sol hacían un poco transparente. "¿Qué es eso?", preguntaron mis compañeras, un poco atemorizadas. "No lo sé". Continuamos nuestra oración, siempre con los ojos fijos en aquella figura, que desapareció justo cuando terminábamos (ibíd., p. 45). 

El hecho se repitió tres veces, siempre, más o menos, en los mismos términos, entre 1915 y 1916. 

Llegó 1917, y Francisco y Jacinta obtuvieron de sus padres el permiso de llevar también ellos ovejas a pastar; así cada mañana los tres primos se encontraban con su pequeño rebaño y pasaban el día juntos en campo abierto. Una mañana fueron sorprendidos por una ligera lluvia, y para no mojarse se refugiaron en una gruta que se encontraba en medio de un olivar. Allí comieron, recitaron el rosario y se quedaron a jugar hasta que salió de nuevo el sol. Con las palabras de Lucía, los hechos sucedieron así: 

... Entonces un viento fuerte sacudió los árboles y nos hizo levantar los ojos... Vimos entonces que sobre el olivar venía hacia nosotros aquella figura de la que ya he hablado. Jacinta y Francisco no la habían visto nunca y yo no les había hablado de ella. A medida que se acercaba, podíamos ver sus rasgos: era un joven de catorce o quince años, más blanco que si fuera de nieve, el sol lo hacía transparente como de cristal, y era de una gran belleza. Al llegar junto a nosotros dijo: "No tengan miedo. Soy el ángel de la paz. Oren conmigo". Y arrodillado en la tierra, inclinó la cabeza hasta el suelo y nos hizo repetir tres veces estas palabras: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman". Luego, levantándose, dijo: "Oren así. Los corazones de Jesús y María están atentos a la voz de sus súplicas". Sus palabras se grabaron de tal manera en nuestro espíritu, que jamás las olvidamos y, desde entonces, pasábamos largos períodos de tiempo prosternados, repitiéndolas hasta el cansancio (ibíd, p. 47). 

En el prefacio al libro de Lucía, el padre Antonio María Martins anota con mucha razón que la oración del ángel "es de una densidad teológica tal" que no pudo haber sido inventada por unos niños carentes de instrucción. "Ha sido ciertamente enseñada por un mensajero del Altísimo", continúa el estudioso. "Expresa actos de fe, adoración, esperanza y amor a Dios Uno y Trino". 

Durante el verano el ángel se presentó una vez más a los niños, invitándolos a ofrecer sacrificios al Señor por la conversión de los pecadores y explicándoles que era el ángel custodio de su patria, Portugal. 

Pasó el tiempo y los tres niños fueron de nuevo a orar a la gruta donde por primera vez habían visto al ángel. De rodillas, con la cara hacia la tierra, los pequeños repiten la oración que se les enseñó, cuando sucede algo que llama su atención: una luz desconocida brilla sobre ellos. Lucía lo cuenta así: 

Nos levantamos para ver qué sucedía, y vimos al ángel, que tenía en la mano izquierda un cáliz, sobre el que estaba suspendida la hostia, de la que caían algunas gotas de sangre adentro del cáliz. 

El ángel dejó suspendido el cáliz en el aire, se acercó a nosotros y nos hizo repetir tres veces: "Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo...". Luego se levantó, tomó en sus manos el cáliz y la hostia; me dio la hostia santa y el cáliz lo repartió entre Jacinta y Francisco... (ibíd., p. 48). 

El ángel no volvió más: su tarea había sido evidentemente la de preparar a los niños para los hechos grandiosos que les esperaban y que tuvieron inicio en la primavera de 1917, cuarto año de la guerra, que vio también la revolución bolchevique. 

El 13 de mayo era domingo anterior a la Ascensión. Lucía, Jacinta y Francisco habían ido con sus padres a misa, luego habían reunido sus ovejas y se habían dirigido a Cova da Iria, un pequeño valle a casi tres kilómetros de Fátima, donde los padres de Lucía tenían un cortijo con algunas encinas y olivos. 

Aquí, mientras jugaban, fueron asustados por un rayo que surcó el cielo azul: temiendo que estallara un temporal, decidieron volver, pero en el camino de regreso, otro rayo los sorprendió, aún más fulgurante que el primero. Dijo Lucía: 

A los pocos pasos, vimos sobre una encina a una Señora, toda vestida de blanco, más brillante que el sol, que irradiaba una luz más clara e intensa que la de un vaso de cristal lleno de agua cristalina, atravesada por los rayos del sol más ardiente. Sorprendidos por la aparición, nos detuvimos. Estábamos tan cerca que nos vimos dentro de la luz que la rodeaba o que ella difundía. Tal vez a un metro o medio de distancia, más o menos... (ibíd., p. 118). 

La Señora habló con voz amable y pidió a los niños que no tuvieran miedo, porque no les haría ningún daño. Luego los invitó a venir al mismo sitio durante seis meses consecutivos, el día 13 a la misma hora, y antes de desaparecer elevándose hacia Oriente añadió: "Reciten la corona todos los días para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra". 

Los tres habían visto a la Señora, pero sólo Lucía había hablado con ella; Jacinta había escuchado todo, pero Francisco había oído sólo la voz de Lucía. 

Lucía precisó después que las apariciones de la Virgen no infundían miedo o temor, sino sólo "sorpresa": se habían asustado más con la visión del ángel. 

En casa, naturalmente, no les creyeron y, al contrario, fueron tomados por mentirosos; así que prefirieron no hablar más de lo que habían visto y esperaron con ansia, pero con el corazón lleno de alegría, que llegara el 13 de junio. 

Ese día los pequeños llegaron a la encina acompañados de una cincuentena de curiosos. La aparición se repitió y la Señora renovó la invitación a volver al mes siguiente y a orar mucho. Les anunció que se llevaría pronto al cielo a Jacinta y Francisco, mientras Lucía se quedaría para hacer conocer y amar su Corazón Inmaculado. A Lucía, que le preguntaba si de verdad se quedaría sola, la Virgen respondió: "No te desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios". Luego escribió Lucía en su libro: 

En el instante en que dijo estas últimas palabras, abrió las manos y nos comunicó el reflejo de aquella luz inmensa. En ella nos veíamos como inmersos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se elevaba al cielo y yo en la que se difundía sobre la tierra. En la palma de la mano derecha de la Virgen había un corazón rodeado de espinas, que parecían clavarse en él. Comprendimos que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, y que pedía reparación (ibíd., p. 121). 

Cuando la Virgen desapareció hacia Oriente, todos los presentes notaron que las hojas de las encinas se habían doblado en esa dirección; también habían visto el reflejo de la luz que irradiaba la Virgen sobre el rostro de los videntes y cómo los transfiguraba. 

El hecho no pudo ser ignorado: en el pueblo no se hablaba de otra cosa, naturalmente, con una mezcla de maravilla e incredulidad. 

La mañana del 13 de julio, cuando los tres niños llegaron a Cova da Iria, encontraron que los esperaban al menos dos mil personas. La Virgen se apareció a mediodía y repitió su invitación a la penitencia y a la oración. Solicitada por sus padres, Lucía tuvo el valor de preguntarle a la Señora quién era; y se atrevió a pedirle que hiciera un milagro que todos pudieran ver. Y la Señora prometió que en octubre diría quién era y lo que quería y añadió que haría un milagro que todos pudieran ver y que los haría creer. 

Antes de alejarse, la Virgen mostró a los niños los horrores del infierno (esto, sin embargo, se supo muchos años después, en 1941, cuando Lucía, por orden de sus superiores escribió las memorias recogidas en el libro ya citado. En ese momento, Lucía y sus primos no hablaron de esta visión en cuanto hacía parte de los secretos confiados a ellos por la Virgen, cuya tercera parte aún se ignora) y dijo que la guerra estaba por terminar, pero que si los hombres no llegaban a ofender a Dios, bajo el pontificado de Pío XII estallaría una peor. 

Cuando vean una noche iluminada por una luz desconocida, sabrán que es el gran signo que Dios les da de que está por castigar al mundo a causa de sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de la persecución a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla, quiero pedirles la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la comunión reparadora los primeros sábados. Si cumplen mi petición, Rusia se convertirá y vendrá la paz. Si no, se difundirán en el mundo sus horrores, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia... Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y se le concederá al mundo un período de paz... (ibíd., p. 122). 

Después de esta aparición, Lucía fue interrogada de modo muy severo por el alcalde, pero no reveló a ninguno los secretos confiados por la Virgen. 

El 13 de agosto, la multitud en Cova era innumerable: los niños, sin embargo, no llegaron. A mediodía en punto, sobre la encina, todos pudieron ver el relámpago y la pequeña nube luminosa. ¡La Virgen no había faltado a su cita! ¿Qué había sucedido? Los tres pastorcitos habían sido retenidos lejos del lugar de las apariciones por el alcalde, que con el pretexto de acercarlos en auto, los había llevado a otro lado, a la casa comunal, y los había amenazado con tenerlos prisioneros si no le revelaban el secreto. Ellos callaron, y permanecieron encerrados. Al día siguiente hubo un interrogatorio con todas las de la ley, y con otras amenazas, pero todo fue inútil, los niños no abandonaron su silencio. 

Finalmente liberados, los tres pequeños fueron con sus ovejas a Cova da Iria el 19 de agosto, cuando, de repente, la luz del día disminuyó, oyeron el relámpago y la Virgen apareció: pidió a los niños que recitaran el rosario y se sacrificaran para redimir a los pecadores. Pidió también que se construyera una capilla en el lugar. 

Los tres pequeños videntes, profundamente golpeados por la aparición de la Virgen, cambiaron gradualmente de carácter: no más juegos, sino oración y ayuno. Además, para ofrecer un sacrificio al Señor se prepararon con un cordel tres cilicios rudimentarios, que llevaban debajo de los vestidos y los hacían sufrir mucho. Pero estaban felices, porque ofrecían sus sufrimientos por la conversión de los pecadores. 

El 13 de septiembre, Cova estaba atestada de personas arrodilladas en oración: más de veinte mil. A mediodía el sol se veló y la Virgen se apareció acompañada de un globo luminoso: invitó a los niños a orar, a no dormir con los cilicios, y repitió que en octubre se daría un milagro. Todos vieron que una nube cándida cubría a la encina y a los videntes. Luego reapareció el globo y la Virgen desapareció hacia Oriente, acompañada de una lluvia, vista por todos, de pétalos blancos que se desvanecieron antes de tocar tierra. En medio de la enorme emoción general, nadie dudaba que la Virgen en verdad se había aparecido. 

El 13 de octubre es el día del anunciado milagro. En el momento de la aparición se llega a un clima de gran tensión. Llueve desde la tarde anterior. Cova da Iria es un enorme charco, pero no obstante miles de personas pernoctan en el campo abierto para asegurar un buen puesto. 

Justo al mediodía, la Virgen aparece y pide una vez más una capilla y predice que la guerra terminará pronto. Luego alza las manos, y Lucía siente el impulso de gritar que todos miren al sol. Todos vieron entonces que la lluvia cesó de golpe, las nubes se abrieron y el sol se vio girar vertiginosamente sobre sí mismo proyectando haces de luz de todos los colores y en todas direcciones: una maravillosa danza de luz que se repitió tres veces. 

La impresión general, acompañada de enorme estupor y preocupación, era que el sol se había desprendido del cielo y se precipitaba a la tierra. Pero todo vuelve a la normalidad y la gente se da cuenta de que los vestidos, poco antes empapados por el agua, ahora están perfectamente secos. Mientras tanto la Virgen sube lentamente al cielo en la luz solar, y junto a ella los tres pequeños videntes ven a san José con el Niño. 

Sigue un enorme entusiasmo: las 60.000 personas presentes en Cova da Iria tienen un ánimo delirante, muchos se quedan a orar hasta bien entrada la noche. 

Las apariciones se concluyen y los niños retoman su vida de siempre, a pesar de que son asediados por la curiosidad y el interés de un número siempre mayor de personas: la fama de Fátima se difunde por el mundo. 

Entre tanto las predicciones de la Virgen se cumplen: al final de 1918 una epidemia golpea a Fátima y mina el organismo de Francisco y Jacinta. Francisco muere santamente en abril del año siguiente como consecuencia del mal, y Jacinta en 1920, después de muchos sufrimientos y de una dolorosísima operación. 

En 1921, Lucía entra en un convento y en 1928 pronuncia los votos. Será sor María Lucía de Jesús. 

Se sabe que, luego de concluir el ciclo de Fátima, Lucía tuvo otras apariciones de la Virgen (en 1923, 1925 y 1929), que le pidió la devoción de los primeros sábados y la consagración de Rusia. 

En Fátima las peticiones de la Virgen han sido atendidas: ya en 1919 fue erigida por el pueblo una primera modesta capilla. En 1922 se abrió el proceso canónico de las apariciones y el 13 de octubre de 1930 se hizo pública la sentencia de los juicios encargados de valorar los hechos: "Las manifestaciones ocurridas en Cova da Iria son dignas de fe y, en consecuencia, se permite el culto público a la Virgen de Fátima". 

También los papas, de Pío XII a Juan Pablo II, estimaron mucho a Fátima y su mensaje. Movido por una carta de sor Lucía, Pío XII consagraba el mundo al Corazón Inmaculado de María el 31 de octubre de 1942. Pablo VI hizo referencia explícita a Fátima con ocasión de la clausura de la tercera sesión del Concilio Vaticano II. Juan Pablo II fue personalmente a Fátima el 12 de mayo de 1982: en su discurso agradeció a la Madre de Dios por su protección justamente un año antes, cuando se atentó contra su vida en la plaza de San Pedro. 

Con el tiempo, se han construido en Fátima una grandiosa basílica, un hospital y una casa para ejercicios espirituales. Junto a Lourdes, Fátima es uno de los santuarios marianos más importantes y visitados del mundo. 

Consulta también Mensaje de Fátima, el tercer secreto 

Fátima, Nuesta Señora 

Una Señora más brillante que el sol 

Los Pastorcillos de Fátima

Domingo VI de Pascua

Domingo VI (B) de Pascua Comentario al Evangelio (Jn 15,9-17) «A vosotros os he llamado amigos» Hoy celebramos el último domingo antes de las solemnidades de la Ascensión y Pentecostés, que cierran la Pascua. Si a lo largo de estos domingos Jesús resucitado se nos ha manifestado como el Buen Pastor y la vid a quien hay que estar unido como los sarmientos, hoy nos abre de par en par su Corazón. Naturalmente, en su Corazón sólo encontramos amor. Aquello que constituye el misterio más profundo de Dios es que es Amor. Todo lo que ha hecho desde la creación hasta la redención es por amor. Todo lo que espera de nosotros como respuesta a su acción es amor. Por esto, sus palabras resuenan hoy: «Permaneced en mi amor» (Jn 15,9). El amor pide reciprocidad, es como un diálogo que nos hace corre
sponder con un amor creciente a su amor primero. Un fruto del amor es la alegría: «Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros» (Jn 15,11). Si nuestra vida no refleja la alegría de creer, si nos dejamos ahogar por las contrariedades sin ver que el Señor también está ahí presente y nos consuela, es porque no hemos conocido suficientemente a Jesús. Dios siempre tiene la iniciativa. Nos lo dice expresamente al afirmar que «yo os he elegido» (Jn 15,16). Nosotros sentimos la tentación de pensar que hemos escogido, pero no hemos hecho nada más que responder a una llamada. Nos ha escogido gratuitamente para ser amigos: «No os llamo ya siervos (...); a vosotros os he llamado amigos» (Jn 15,15). En los comienzos, Dios habla con Adán como un amigo habla con su amigo. Cristo, nuevo Adán, nos ha recuperado no solamente la amistad de antes, sino la intimidad con Dios, ya que Dios es Amor. Todo se resume en esta palabra: “amar”. Nos lo recuerda san Agustín: «El Maestro bueno nos recomienda tan frecuentemente la caridad como el único mandamiento posible. Sin la caridad todas las otras buenas cualidades no sirven de nada. La caridad, en efecto, conduce al hombre necesariamente a todas las otras virtudes que lo hacen bueno».

12 de mayo de 2012

Oración de la Campaña del Enfermo 2012



Nos has bendecido, Señor,
con el don de la fe que sana y salva
y, en la que todo encuentra sentido.
Señor, en momentos de duda y desconcierto,
cuando se imponen el dolor y el miedo
o domina el sufrimiento: aumenta nuestra fe,
para descubrir tu amor entrañable,
tu misericordia que sana las heridas,
tu voluntad de conducirnos a la plenitud.
Señor, que en cada acontecimiento de la vida,
en la salud o en la enfermedad,
en la alegría o en el llanto,
pasemos haciendo el bien,
siendo testigos de tu amor que salva. Amén

Invocar a María

Estamos dentro del mes de mayo, y hoy es sábado, un día dedicado a la Virgen María especialmente. Recordemos a tan buena Madre varias veces al día, con sencillas jaculatorias, salidas de un corazón agradecido y dispuesto a honrarla. 



"Madre, mira cómo soy, y hazme como tú quieres que sea". "Inmaculado Corazón de María, sed la salvación mía". "Oh, María, Madre mía, Oh consuelo del mortal, amparadme y guiadme a la patria celestial".

11 de mayo de 2012

Mes de Mayo



JESÚS ES UN AVENTURERO

   El responsable de publicidad de una compañía o el que se presenta como candidato a las elecciones prepara un programa detallado, con muchas promesas.
   Nada semejante en Jesús. Su propaganda, si se juzga con ojos humanos, está destinada al fracaso. Él promete a quien lo sigue procesos y persecuciones. A sus discípulos, que lo han dejado todo por él, no les asegura ni la comida ni el alojamiento, sino sólo compartir su mismo modo de vida. A un escriba deseoso de unirse a los suyos, le responde: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». El pasaje evangélico de las bienaventuranzas, verdadero «autorretrato» de Jesús, aventurero del amor del Padre y de los hermanos, es de principio a fin una paradoja, aunque estemos acostumbrados a escucharlo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los afables porque ellos heredarán la tierna. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».
   Pero los discípulos confiaban en aquel aventurero. Desde hace dos mil años y hasta el fin del mundo no se agota el grupo de los que han seguido a Jesús. Basta mirar a los santos de todos los tiempos. Muchos de ellos forman parte de aquella bendita asociación de aventureros. ¡Sin dirección, sin teléfono, sin fax...!

Virgen María:
Si algo vemos en Ti, es un espíritu de aventura.
También Tú te arriesgaste:
Fuiste bienaventurada por creer
Bienaventurada por esperar
Bienaventurada por amar
Bienaventurada por fiarte de Dios
Bienaventurada por escuchar al Señor
A nosotros, muchas veces, nos asusta la aventura de Jesús:
Nos cuesta perdonar
Nos cuesta ofrecer tiempo a los demás
Nos cuesta compartir
Se nos hace duro el olvidar las ofensas
Haz, Virgen María, que Dios nos acompañe en nuestro caminar
para que la aventura de nuestro vivir
sea más rica y más santa.
Amén.  

10 de mayo de 2012

Mes de Mayo


 ¡ESTAD ALEGRES! 



Estoy amargado! ¡Qué asco de vida! ¿Para qué esforzarse? ¡No hay trabajo! ¡Todo me sale mal! ¿Por qué todo lo malo, me toca a mí? ¿Merece la pena vivir?

I. Reflexión

La alegría no es cosa fácil. La alegría nace de la paz interior, de una conciencia tranquila, del deber cumplido, de un amor verdadero, de una confianza en Dios.
La persona amargada, triste, desesperanzada de la vida jamás dará testimonio de alegría.
La persona alegre, da testimonio de Cristo vivo, glorioso, resucitado.
La persona alegre toma como evangelio de su vida el sermón del monte: Las Bienaventuranzas.
La persona alegre considera los sufrimientos y enfermedades como gracias de Dios.
La persona alegre tiene su corazón abierto a la generosidad, a darse a los demás, a aliviar la vida de sus semejantes, sobre todo si son débiles y están enfermos.
La persona alegre no tiene miedo a las contrariedades y contratiempos de la vida.

«Un doctor de la ley contemplaba el espectáculo de la plaza del mercado. Era un hormiguero de gente. De buenas a primeras se presentó allí el profeta Elías.
El doctor de la ley aprovechó la ocasión para decirle al profeta:
- Disipa mi ignorancia, ¿entrará alguno de estos comerciantes en el futuro reino de Dios?
- Ninguno, ¡ni uno siquiera!, -respondió el profeta sacudiendo ligeramente la cabeza.
En esos precisos momentos llegaban a la plaza dos señores. Se pusieron a hacer juegos de destreza, a decir chistes y a hacer payasadas para atraer a la gente.
Enseguida se vieron rodeados de grandes y pequeños que se divertían y aplaudían entre grandes risotadas. El profeta Elías exclamó:
- ¡Estos si que entrarán en el futuro Reino de Dios!
El doctor de la ley fue a hablar a los dos payasos:
- ¿Qué es lo que vendéis?, -les preguntó.
Respondieron:
- Aunque tambíén nuestro corazón está triste, queremos vender a todos la alegría de vivir».

Bruno FERRERO


Oración
María:
Madre de Jesús y madre nuestra, con confianza acudo a ti.
Desearía conseguir tu actitud ante la vida,
para vivirla con alegría y en plenitud.
Que sea siempre agradecido al don de tu Hijo,
para poder servir generosamente a mis hermanos.
Que mi corazón esté abierto y sea sensible a las necesidades de los que sufren, para que el testimonio de mi vida les ayude a vivir con plenitud.
Gracias, Madre.

9 de mayo de 2012

Mes de Mayo


ENTUSIASMO



1. El entusiasmo, según su etimología, significa El entusiasmo es inspiración divina. Una persona con entusiasmo se comporta con alegría, contento, regocijo, para llevar a efecto su ideal, su proyecto de vida y cualquier actividad por sencilla o difícil que ésta sea.
La inspiración divina que movía a los profetas era la fe en algo o alguien. Esa fuerza divina se manifiesta en la viveza, en la entrega a los demás, en el poder con que se habla, se testimonia, se sirve y se vive la propia vida.
Encontrarse con personas entusiastas es un don de Dios, y mucho más cuando éstas testimonian con sus vidas el ideal que se han propuesto.
El entusiasmo allana dificultades, quita obstáculos, abre puertas, llena los corazones, disipa las angustias y tristezas, nos acerca más al Evangelio y al mensaje de Jesús.
Los hombres, frente al pesimismo y la desesperanza, necesitan creyentes que proyecten entusiasmo.
El entusiasmo por la vida es un valor fundamental.
La vida está llena de sorpresas.
Hay días buenos y malos.
Hay problemas y desgracias que nos hacen sufrir, nos mantienen alerta, nos hacen compañía y, con frecuencia, nos ayudan a mostrar a los demás lo mejor de nosotros mismos.
El hombre entusiasta no tiene miedo a las pequeñas limitaciones de la vida; las afronta con alegría y optimismo; y, de la dificultad, sabe sacar, como el entallador, una bella rosa de amor.

2. Compromiso
¿Tienes motivos para vivir con entusiasmo?
¿Buscas la fuerza interior capaz de vencer los obstáculos y vivir
con alegría y felicidad? actitudes pesimistas
¿Qué sería lo más urgente para cambiar tus acciones negativas por fuerzas optimistas y entusiastas?
¿Te esfuerzas por vivir los acontecimientos que se presentan de forma positiva?

 Virgen María:
Enséñanos a no tener miedo, a estar siempre dispuestos a afrontar las dificultades, a no dejarnos llevar por las influencias de unos y otros, a vivir la vida con esa fuerza interior con que Tú la viviste, a vivir con entusiasmo y esperanza la misión que a cada uno nos ha sido encomendada. Así daremos testimonio a nuestros hermanos y contribuiremos con entusiasmo a la construcción del Reino de Dios.


8 de mayo de 2012

EL RELOJ


   Trabajo más que cualquier mortal, pero más fácilmente porque lo hago segundo a segundo.
   Tengo que hacer miles de tic-tac para formar un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos. No los quiero hacer todos a la vez.
  Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo que tendré que hacer mañana. Mi ocupación es de hoy... ¡aquí y ahora!
   Sé que si hago lo de hoy bien, no tendré que molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro.
   Tú, que eres persona, si quieres vivir tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo el peso de tu trabajo en un solo día. ¡Vive ahora!
   Haz el trabajo de cada día en su día. Te convencerás de que si se toma tiempo, siempre hay tiempo para todo.
   Hay un modo difícil de hacer el trabajo que tiene que hacerse.
   Si quieres encontrar el modo fácil... ¡mírame a mí! Nunca me preocupo, nunca me apresuro... ¡pero nunca me retraso! Lo que tengo que hacer... ¡lo hago!... ¡Ese es el secreto!


 María:
Poco a poco va llegando el final de curso.
¿En qué he perdido el tiempo?
Ayúdame a ser decidido en aquello que será esencial
para el día de mañana.
Ayúdame a poner freno, y a ir más despacio,
en aquello que no es importante para mi vida.
Tú, María, llegaste siempre a tiempo
para cumplir la voluntad de Dios.
¿Por qué me cuesta tanto poner en hora “el reloj de Dios”
María:
Que sepa brindar parte de mi tiempo, de mi trabajo,
de mis horas al Señor y a los que me rodean.
Amén.

6 de mayo de 2012

Hoja Parroquial

Domingo 5 de Pascua

¡GRACIAS, MADRE!


Por tus manos que, siempre abiertas,
me sostenían cuando las mías amanecieron a la vida
Por tus entrañas en las que, sintiéndome sólo tuyo,
me empujaron como don y regalo para el mundo
Por tu fe que, arrancando desde el cielo,
siempre supo que era bendición de Dios.
¡GRACIAS, MADRE!
Por tu corazón que, sin reloj ni calendario,
supo o sabe aguardar y servir sin esperar nada a cambio
Por tus ojos que, entumecidos por la emoción de mi existencia,
supieron mirar hacia el horizonte para darme calor y cobijo
Por tus pies que, en el camino inseguro o firme,
buscaron siempre el dejar huella por las cuales guiarme
Por tu pensamiento que, lúcidamente y serenamente,
intentó poner su razón y su ser en el fruto de tu amor sin límite
¡GRACIAS, MADRE!
Un sólo día no sólo es suficiente para estar a tí agradecido
Un sólo día resulta escaso para decirte lo mucho que te quiero
Por eso, en este domingo de mayo,
cuando la primavera resplandece y nos habla en su esplendor
déjame que te diga que, entre todo, eres lo mejor
Que, aunque no sepa como expresarlo, eres importante
Que, aunque no te lo diga, eres insustituible
Que, si Dios es amor, tú eres fotocopia de toda su ternura
Por todo eso, y por mucho más,
felicidades madre¡¡¡¡¡