29 de octubre de 2016

Homilía - Domingo 31º T.O. Ciclo C


El libro de la Sabiduría de Salomón hoy nos habla de cómo es Dios creador.

¿Acaso nosotros somos capaces de crear algo que no nos guste? Creamos lo que nos gusta y realmente nos sentimos orgullosos de esas pequeñas creaciones que realizamos. En este sentido podemos pensar que tal y como nos ha dicho este escrito, Dios es amigo de la vida, ama la vida, nosotros somos vida, por tanto, Él nos ama. Pero tengamos en cuenta que vida somos desde la concepción hasta el punto de la muerte natural. Dios no aborrece nada de lo que ha creado, precisamente la sabiduría le lleva a escuchar a todos y a cada uno, porque, aunque todos nosotros tengamos intereses muy distintos, somos tenidos en serio, Dios nos toma en serio y escucha nuestras peticiones.

Quizá aquí podrían sentirse aludidos y escuchar nuestros gobernantes, a la llamada al diálogo y al consenso. Hace poco escuchaba la toma de posesión del nuevo presidente de Perú, ahora que se está celebrando la cumbre iberoamericana, y el presidente de Perú encomendaba al Señor toda su labor como dirigente. Eso sí que es actuar con sabiduría: estar más cercano a las raíces culturales que nos representan a todos, más que las que adoptamos de fuera, porque producen consumo. Lo contrario es actuar, como muchas veces se hace por aquí: se vocea, se levanta uno, se va, o se deja de hablar para siempre. Quizá tengamos retenida dentro de nosotros mucha violencia y necesitamos la sabiduría divina para poder bajarse de estos caballos y más bien cabalgar sobre el lomo de una borriquilla como hizo nuestro Señor, entrando en Jerusalén. Quizá Jesús hiciera el ridículo, como el mismo Zaqueo, subiendo a un árbol. Pero lo importante no es lo que piense la gente, hermanos, sino el deseo hondo de crear y estar orgullosos de nuestras creaciones. Ojalá sintamos que somos compañeros de Dios en esto, que somos co-creadores. Y en este sentido, también amaremos todas y cada una de las cosas y de los seres que habitan en el planeta Tierra, nuestra casa común.

Porque si depende de la gente, de lo que piense la gente, como le ocurre a Zaqueo, que es la muchedumbre la que le impide ver a Jesús, pues muchas veces, sentiremos la incapacidad de poder realizar lo que verdaderamente nos dicta nuestro corazón, que ojalá coincida con la voluntad de Dios: que es como Zaqueo el deseo de verle y el deseo de Dios de vernos y autoinvitarse en nuestras casas.

Nos cuesta mantener y fomentar nuestras tradiciones, nos da muchas veces pudor rezar delante de los otros, incluso dentro de la iglesia. Nos cuesta, nos cuesta, pues muchas veces actuamos dependiendo de los demás, de la cultura dominante, de lo que se venda, de lo que se lleve, etc. y pocas veces intentamos cambiar o continuar con nuestras tradiciones. Quizá la misma palabra tradición nos suene a antiguo y por el deseo de estar en constante cambio, pues estamos llenos de aparatos que continuamente se están actualizando, vivamos también con el deseo de estar actualizándolo todo, con el peligro que esto trae consigo, pues se puede querer incluso actualizar una pareja, una relación, una nueva familia, el riesgo de un nuevo trabajo, etc.

Quizá nos falta el deseo de querer ver a Jesús. Quizá porque pensemos que esto es cosa de niños, ¿cómo nosotros -a nuestra edad- vamos a querer ver a Jesús? O lo que es parecido: ¿Qué ocurrencias tener presente a Dios? Ya es suficiente con cumplir el precepto dominical, ¿qué más quieres? De aquí proceden quizá muchos de nuestros males, tener una fe hilvanada, que no tiene segura sus tradiciones, no lucha por mantenerlas, no solo por el hecho de mantenerlas, sino que no se preocupa o interesa por conocerlas. El compromiso de la fe es lo más importante, es la satisfacción hecha realidad de nuestros ideales. Lo contrario es continuar con una pantalla delante que me permite ver lo que quiero ver, pero no la Verdad, que es tener una relación íntima y personal con la persona de Jesús, el Señor.

El Señor se alegra con la creación, alegrémonos nosotros con nuestro Creador, dejemos la superficialidad de las cosas y adentrémonos en el misterio de Dios, que será el que nos haga capaces de actualizar todas las cosas y actualizarnos. Así sea.

Hoja Parroquial - Domingo 31 T.O. Ciclo C


Instrucción “Ad resurgendum cum Christo”

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CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE

 
INSTRUCCIÓN
AD RESURGENDUM CUM CHRISTOSOBRE LA SEPULTURA DE LOS DIFUNTOS
Y LA CONSERVACIÓN DE LAS CENIZAS EN CASO DE CREMACIÓN
 
1. PARA RESUCITAR CON CRISTO, es necesario morir con Cristo, es necesario «dejar este cuerpo para ir a morar cerca del Señor» (2 Co 5, 8). Con la Instrucción Piam et constantem del 5 de julio de 1963, el entonces Santo Oficio, estableció que «la Iglesia aconseja vivamente la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos», pero agregó que la cremación no es «contraria a ninguna verdad natural o sobrenatural» y que no se les negaran los sacramentos y los funerales a los que habían solicitado ser cremados, siempre que esta opción no obedezca a la «negación de los dogmas cristianos o por odio contra la religión católica y la Iglesia»1. Este cambio de la disciplina eclesiástica ha sido incorporado en el Código de Derecho Canónico (1983) y en el Código de Cánones de las Iglesias Orientales (1990).
Mientras tanto, la práctica de la cremación se ha difundido notablemente en muchos países, pero al mismo tiempo también se han propagado nuevas ideas en desacuerdo con la fe de la Iglesia. Después de haber debidamente escuchado a la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el Consejo Pontificio para los Textos Legislativos y muchas Conferencias Episcopales y Sínodos de los Obispos de las Iglesias Orientales, la Congregación para la Doctrina de la Fe ha considerado conveniente la publicación de una nueva Instrucción, con el fin de reafirmar las razones doctrinales y pastorales para la preferencia de la sepultura de los cuerpos y de emanar normas relativas a la conservación de las cenizas en el caso de la cremación.
2. La resurrección de Jesús es la verdad culminante de la fe cristiana, predicada como una parte esencial del Misterio pascual desde los orígenes del cristianismo: «Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura. Se apareció a Pedro y después a los Doce» (1 Co 15,3-5).
Por su muerte y resurrección, Cristo nos libera del pecado y nos da acceso a una nueva vida: «a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos… también nosotros vivamos una nueva vida» (Rm 6,4). Además, el Cristo resucitado es principio y fuente de nuestra resurrección futura: «Cristo resucitó de entre los muertos, como primicia de los que durmieron… del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo» (1 Co 15, 20-22).

23 de octubre de 2016

SAL DE TU TIERRA

"SAL DE TU TIERRA", este ha sido el lema que el Papa Francisco nos ha propuesto para la jornada del DOMUND para este año 2017. "Sal de tu tierra" le dijo Yahvéh a Abrahán, "sal de tu tierra" nos lo sigue diciendo Dios a todos los cristianos: sal de tu propio "amor, querer e interés". Esta es la sencilla propuesta: ser misioneros donde quiera que estemos, porque lo podemos ser. Pues el misionero es portador de la Buena Noticia allí donde esté, especialmente donde no se conoce a Jesús, y hoy -por desgracia- hay mucha gente que no conoce a Jesús el Señor, pues, ¿cómo poder conocerle y no amarle y seguirle?

Nuestra parroquia ha vivido esta jornada, especialmente concienciando a los niños, jóvenes y adultos, tanto en las catequesis, como en las celebraciones de la Eucaristía. Y lo hemos querido celebrar, junto a toda la Iglesia, con mucha alegría, por eso nuestro presbiterio estaba adornado con los carteles del DOMUND de este año y con globos de "Manos Unidas" que nos recuerda el deseo de los cristianos de "erradicar el hambre en el mundo".

La jornada invitaba rezar y apoyar a los misioneros, porque son nuestros, nos pertenecen, son de nuestra comunidad, todos somos parte del mismo Cuerpo, el de Cristo, la Iglesia que se extiende por los cinco continentes, esos continentes representados por las cinco huellas del cartel, y sus cinco colores, porque nuestro aspecto también tiene diferentes matices, pero lo importante no es el color, ni el número, sino la huella que se impregna, que cuenta con Cristo, de ahí la Cruz presente en ella.

En nuestra parroquia también queremos ser misioneros en nuestra propia tierra y parroquia, por eso hemos aprovechado la celebración de la Eucaristía Familiar para celebrar el Envío del Agente de Pastoral, donde había representantes de: Cáritas, Catequesis y Liturgia.





Hoja Parroquial - Domingo 30 T.O. Ciclo C - DOMUND


16 de octubre de 2016

Homilía - Domingo 29º T.O. Ciclo C

            Jesús cuenta una parábola a los fariseos para hablarles de la oración. Concretamente anima a que la oración sea insistente, como la petición de la viuda que para el juez puede ser un tanto inoportuna, pero que porque es así, al final acaba haciéndole justicia.
            Pues ese juez del que nos habla el Señor en la parábola es un juez que ni teme a Dios ni le importan los hombres. Precisamente es aquel hombre o mujer que ha de ponerse en el fiel de la balanza para que con el derecho de la mano pueda hacer justicia. Ciertamente no todas las leyes son justas, pero los jueces habrán de hacer cumplir la ley y ellos habrán de ser objetivos y no partidistas a la hora de hacerlas cumplir. Pues hoy en día nos encontramos con demasiados casos en los que percibimos que al final a los que nos toca cumplir la ley es a los de siempre, y ojalá no nos cansemos de cumplirla, porque ciertamente es el marco de convivencia que tenemos establecido todos; y en estos no puede haber ni privilegios ni privilegiados. Y, sin embargo, hay otros, que no solo se saltan la ley sino que parece como que se rieran públicamente de ella. A estos generalmente el peso de la ley, como se suele decir, ni les toca.
No obstante, los cristianos no nos podemos sentir cómodos con el Evangelio de la mano con muchas de las leyes que hoy están establecidas: la ley del aborto, llamar matrimonio al enlace entre personas del mismo sexo, el llamado divorcio expres, el no reconocimiento de la religión en nuestra cultura, leyes que permiten desahucios y desigualdades, leyes que fomentan la ideología de género, y aquellas que revuelven heridas de la historia, etc. Pero habremos de ser como la viuda, insistentes, para cambiar nuestro mundo, y esto lo podremos hacer con cristianos que se comprometan políticamente, como anima el Papa Francisco, y que entiendan que el servicio a los ciudadanos no busca ni el poder, ni el prestigio, ni el dinero.

12 de octubre de 2016

NUESTRA PARROQUIA YA HA ECHADO A ANDAR UN NUEVO CURSO PASTORAL

Desde el mes de septiembre nuestra parroquia ya ha echado a andar. Los nuevos niños ya se han incorporado a la catequesis de Iniciación y mañana lo harán los que se preparan para concluir su Iniciación cristiana (sacramento de la confirmación).

Cada día comenzamos la catequesis todos los grupos juntos en la capilla del Santísimo de nuestra iglesia parroquial. Allí, todos los grupos que tienen catequesis durante cada día, hacemos un acto de presencia de Dios que nos ayuda a caer en la cuenta de "dónde venimos y a dónde vamos". Entramos con orden en la iglesia, renovando nuestro bautismo con el agua bendita y haciendo un signo que nos ayuda a caer en la cuenta delante de quién estamos (genuflexión, santiguarse, etc.). Sencillamente una oración breve y una canción de las que cantamos los domingos en la Misa Familiar.
 
Un grupito de adultos, también, se prepararán para recibir este sacramento en el tiempo pascual.
 
Nos unimos a toda la archidiócesis de Valladolid que este año tiene como lema: "Acoger y comunicar la alegría del amor". Lema que debe realizarse por medio del testimonio. Este se funda en la confianza; y la confianza se otorga libremente por la fe.
 
A lo largo de estas semanas los niños ya han comenzado sus catequesis, acompañados de sus papás, con la celebración de inicio de curso. La Misa Familiar también ha comenzado, por tanto podemos volver a decir que la parroquia camina, guiada por el Espíritu Santo. Aquí estamos remando todos juntos.
 
Deseamos que para todos los fieles de nuestra parroquia, este curso, sea un tiempo donde reconozcamos el paso de Dios por nuestras vidas, que oigamos su voz y sintamos la fuerza que nos impulsa a seguirle.

TÚ, MARIA, PILAR. NOSOTROS PIEDRAS - P. Javier Leoz

Tu camino, será nuestro sendero
Tu meta, nuestro horizonte
Tu verdad, luz en nuestro  caminar
Tu tesoro, Cristo: ayer, hoy y siempre.
 
Sí; María.  Tú eres “pilar” que nos sostiene
en situaciones de flaqueza y de ruina
ayúdanos a ser, también nosotros,
sillares de paz y de esperanza.
A ser piedras vivas de ese templo vivo
que está llamado a ser el mundo
con la fuerza del Evangelio.
¿Nos ayudaras, María?
 Si; María. Tú eres “pilar”
al que nos agarramos en tiempos de tormenta
en el que nos apoyamos cuando la  fe tambalea
en el que nos despertamos
cuando la esperanza es somnolienta.
 
 Sí; María. Tú eres “pilar” que nos ampara
en situaciones de peligro y de discernimiento
en batallas no fáciles y sin tregua
en momentos amargos y noches oscuras.
 
 Si; María. Tú eres “pilar”
Pilar, en pequeño, que nos lleva a ese otro PILAR
Pilar de fe en Cristo
 
Pilar de la Resurrección de Cristo
Pilar de la Salvación de Cristo
Pilar de lo que nos espera en el cielo.
 
Ayúdanos, Virgen y Santa Madre mía,
a ser piedras que se vayan colocando
para construir caminos que conduzcan a los hombres
al destino final que es la Patria del Cielo.
Amén.

HIMNO A LA VIRGEN DEL PILAR


8 de octubre de 2016

Homilía - Domingo 28º T.O. Ciclo C



Cuando hago oración con el Evangelio, siempre me ayuda la oración de contemplación que consiste en aplicar todos los sentidos a la escena que recién acabamos de escuchar. Lucas, el evangelista de la infancia de Jesús y de la misericordia, nos presenta a Jesús camino de Jerusalén. Y ahí nos podemos parar, y caer en la cuenta de cómo Jesús va camino de esa ciudad tan importante para los judíos, Él es un judío y acude al centro del judaísmo no solo en aquella época sino ahora también.
En la vida conviene tener claro dónde se va y de dónde se viene. Ayudará a caer en la cuenta del sentido que tienen las cosas. Jesús va camino de Jerusalén y pasa por dos regiones de aquella media luna fértil, del país de la Biblia, que son antagónicas entre sí, o al menos lo son los judíos y los samaritanos.
¿Cómo es ese camino? No nos lo imaginemos asfaltado, con aceras, a qué huele, quiénes acompañan al Maestro, de qué hablarán, cuál es el paisaje y su colorido, ¿ofrecen algo para compartir mientras caminan? Y ayuda en este ejercicio de contemplación de este pasaje bíblico caer en la cuenta de dónde estoy yo, si les acompaño, o miro de lejos, si me meto en la escena y participo o soy un mero espectador. Todo eso ayuda en la oración de contemplación. Jesús camina, ojalá caminemos con él y camina por una tierra con cierto riesgo. No es la primera vez que en el Evangelio el Señor se hace presente entre samaritanos, y generalmente para hablarnos o tocar el tema del perdón, me parece que en esta ocasión también. La samarita da de beber a Jesús porque este se lo pide. El buen samaritano prototipo de atención al prójimo. Y ahora los diez leprosos, que se hacen presente delante de Jesús el Señor para pedirle compasión, que es lo mismo que decir para que le curaran.

Hoja Parroquial - Domingo 28º T.O. Ciclo C


4 de octubre de 2016

San Francisco de Asís - MM. Clarisas de Cigales


Lo que no sabe mucha gente sobre San Francisco de Asís es que fue diácono de la Iglesia, no llegó a ser sacerdote, servidor del pueblo de Dios, a través de la liturgia, la evangelización y el ejercicio de la caridad.

Estaríamos muy equivocados, como nos recuerda tantas veces el Papa, de tantas maneras, si creyéramos que en la Iglesia estamos para medrar. Realmente, desde el primer momento de la llamada de Jesús a Francisco descubrimos un hombre humilde a quién Dios le va a tocar el corazón por medio de la pobreza y la sencillez de vida.

Porque quizá en aquel tiempo, finales del siglo XII y principios del XIII, sí que había un deseo de buscar honores también dentro de la Iglesia. Sin embargo, Francisco en medio de esa tergiversación de la Palabra del Señor, que lleva a la corrupción y perversión de la vocación, en incluso de los consejos evangélicos, puesto que en los conventos entraba la gente y salía como “Pedro por su casa”, pues sí que hubiera un deseo de hacer carrera. Pero este hijo de mercaderes bien situados en la sociedad de Asís, se convierte en el pobre de Asís, gracias a la riqueza de Dios que es lo único que le llena y es más lo único que él desea que le llene. Por ello él rompe, incluso rompiendo lazos consanguíneos, y peor aún, haciendo el ridículo delante de la gente de todo el lugar, dando la impresión que se podía haber vuelto loco, pues se dedica a tirar por la ventana todo el futuro que unos padres, con la mejor de sus intenciones, habían labrado para él: un buen porvenir, posición, mujer y prole.

            Francisco un hombre contra corriente, pues se ha dado la vuelta del camino que le esperaba, el camino del aparentar, de la riqueza material, de la superficialidad, sin embargo, rompe con todo eso, porque hay una moción muy fuerte en el corazón de Francisco. Ese sentimiento profundo procede de lo alto, que ve en Francisco un hombre dócil para secundar la voluntad de Dios.

            Y, ¿cuál es la voluntad de Dios para Francisco? Pues que viva por Cristo, con Cristo, en Cristo; que se haga todo a Él. Y, de ahí sale la llamada a restaurar la iglesia de la Porciúncula, que le llevará también al santo a restaurar la Iglesia, que como decía antes, estaba un tanto necesitada del Espíritu Santo. Precisamente esta misión y este testimonio que él dio a sus contemporáneos hizo que otros le siguieran en la locura a la que Dios le llamaba, que no era otra que a crear una fraternidad. Ahí recuperaría incluso a algunos que parecía había perdido.

Homilía - Domingo 27º T.O. Ciclo C


“Auméntanos, Señor, la fe”; esta también podría ser nuestra petición hoy y siempre. Pidámoslo con sinceridad, sin miedo. La fe no va a provocar nada malo para nosotros mismos. Solo provocará el compromiso con Aquel en el que creemos, pues la fe habla de alianza, de fidelidad, de ser fieles. Hay que pedirla porque es un don, es un regalo que Dios da. No es que el Señor quiera más a unos que a otros, y por eso a unos se la da en mayor y a otros en menor medida; en absoluto. La fe fue depositada de igual modo para todos nosotros en el día de nuestro Bautismo, en ese justo instante, podríamos decir que todos éramos santos y santas; todos partíamos de cero. A partir de entonces, ¿qué ha sucedido para dejar de serlo o para no conservar con vitalidad la fe?

            Porque de eso se trata de conservar, o mejor dicho vitalizar o revitalizar la fe. Si la semilla no se riega, si no se cuida, si no la da el sol, ¿qué podemos esperar de ella? Sin embargo, como nos ha dicho el Evangelio, aunque la semilla sea pequeña, tiene capacidad, con el cuidado de Dios, de poder germinar y hacerse una planta muy grande, capaz de cobijar a otros. Por eso la misión de la semilla es dar fruto, y este hace feliz al mundo, puesto que valoramos la cantidad de la semilla, aunque por nuestra denominación sabemos, que a veces algunas de estas semillas o frutos, habrán de sacrificarse por el engorde o la mejoría de las otras: pasaba antaño cuando había que entresacar remolachas, o ahora cuando se vendimia en verde.

            La fe, como digo, habla del creer, de creer en quien nos ha creado por amor. La fe es la que suscita dentro de nosotros el mantenimiento de una relación de amistad, de amor, con ese creador, al que le debemos todo y Él a nosotros no nos debe nada, aunque nos lo da todo, porque su misión es dar la vida sin miserias, sin tener en cuenta, esto, lo otro, o lo de más allá.