10 de noviembre de 2017

HAY UN CORAZÓN QUE MANA





Hay un corazón que mana,
que palpita en el Sagrario,
el corazón solitario,
que se alimenta de amor.

Es un corazón paciente,
es un corazón amigo,
el que habita en el olvido,
el corazón de tu Dios.

Es un corazón que ama,
un corazón que perdona,
que te conoce y que toma,
de tu vida lo peor.

Que comenzó esta tarea
una tarde en el Calvario,
y que ahora desde el Sagrario
tan sólo quiere tu amor.

Decidle a todos que vengan
a la fuente de la vida.
Hay una historia escondida
dentro de este corazón.

Decidles que hay esperanza,
que todo tiene un sentido.
Que Jesucristo está vivo,
decidles que existe Dios.

Es el corazón que llora
en la casa de Betania.
El corazón que acompaña
a los dos de Emaús.

Es el corazón que al joven
rico amó con la mirada.
El que a Pedro perdonaba
después de su negación.

Es el corazón en lucha
del huerto de los Olivos,
que amando a sus enemigos
hizo creer al ladrón.

Es el corazón que salva
por su Fe a quien se le acerca.
Que mostró su herida abierta
al Apóstol que dudó.

Decidle a todos que vengan
a la fuente de la vida.
Que hay una historia escondida
dentro de este corazón.

Decidles que hay esperanza,
que todo tiene un sentido.
Que Jesucristo está vivo,
decidles que existe Dios.


MARÍA MÍRAME




María mírame, María mírame 
Si tú me miras, El también me mirará 
Madre mía mírame, de la mano llévame 
Muy cerca de El 
Que ahí me quiero quedar





María cúbreme con tu manto 
Que tengo miedo, no sé rezar 
Que por tus ojos misericordiosos 
Tendré la fuerza, tendré la paz. 

María mírame, María mírame 
Si tú me miras, El también me mirará 
Madre mía mírame, de la mano llévame 
Muy cerca de El 
Que ahí me quiero quedar. 

Madre consuélame de mis penas 
Es que no quiero, ofenderle más 
Que por tus ojos misericordiosos 
Quiero ir al cielo... ¡y verlos ya! 

María mírame, María mírame 
Si tú me miras, El también me mirará 
Madre mía mírame, de la mano llévame 
Muy cerca de El 
Que ahí me quiero quedar. 

Madre acógeme en el pesebre
junto a tu Niño y San José
que por tus ojos misericordiosos
toda mi vida sea un Belén.

María mírame, María mírame 
Si tú me miras, El también me mirará 
Madre mía mírame, de la mano llévame 
Muy cerca de El 
Que ahí me quiero quedar. 

En tus brazos quiero, descansar.