La de hoy era nuestra X peregrinación mariana, antes estuvimos en Ampudia, Medina de Rioseco, Paredes de Nava, Urueña, El Henar, Íscar, Mojados, Tordesillas, Aldeamayor de San Martín, y hoy Matapozuelos.
En todas las ocasiones hemos seguido la misma programación: visita del patrimonio de la localidad, celebración de la Eucaristía y comida de hermandad; dando mucho tiempo para la convivencia: creando comunidad.
Es una peregrinación que está dentro de la programación pastoral de nuestra parroquia. Y por ser un día de fiesta, San José Obrero, que en muchas ocasiones, cae en medio de la semana, se presta a poder participar.
A lo largo de estos años hemos vivido distintas circunstancias, que cada año recogemos como anécdotas, experiencias, etc. Lo más importante es que todos crecemos como comunidad.
En esta ocasión hemos visitado la hermosa iglesia de Santa María Magdalena. Antonio, sacristán de la parroquia, nos ha hecho una visita guiada, en la que nos ha ido explicando con detalle esta preciosa iglesia que se encuentra en obras.
A continuación nos hemos dirigido a una de las ermitas de la localidad que está, como un libro muy bello de la ermita expresa, "en un majestuoso y singular paraje, formando una horquilla con dos ríos, el Adaja y el Eresma, se encuentra la ermita Nuestra Señora de Sieteiglesias".
Hemos celebrado la Eucaristía junto a la comunidad parroquial de Matapozuelos que celebraba el final de la novena en honor de la Virgen y del Cristo del Humilladero. La Eucaristía nos la ha presidido D. Luis J. Argüello, vicario general, que está acompañando temporalmente esta parroquia, mientras Don Mariano, párroco de Matapozuelos, se repone.
La Eucaristía muy participada y preparada por la comunidad parroquial de Matapozuelos se ha visto enriquecida, también, por la presencia de nuestra parroquia. Esta espontánea hermandad de cristianos ha sido valorada, especialmente, por Don Luis, así como los feligreses de una y otra parroquia. La coralina ha intervenido con alguna canción, para el agrado de todos los presentes.
Después, como de costumbre, hemos tenido la comida de hermandad, donde hemos podido compartir.
Hemos tenido la oportunidad de ir al encuentro de la unión de los ríos Adaja y Eresma, hemos disfrutado de un precioso día con el que el Señor nos ha bendecido, hemos podido jugar y compartir un rato muy agradable.
El año que viene, no esperéis a que os lo contemos, mejor es vivirlo.
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