Mayo,
mes muy oportuno para la celebración de las Primeras Comuniones, generalmente
hace buen tiempo y eso nos gusta.
Pero, desgraciadamente parece que
llevamos el paso cambiado con la propuesta que nos hace Jesús el Señor y que nos hace su Iglesia. Pues parece importarnos
más la simple fiesta que el contenido teológico de la misma y la implicación de
compromiso eclesial que esta conlleva.
Pascua, tiempo más apropiado, para celebrar el sacramento de la Eucaristía
por primera vez. Y la Pascua concluye con la oración de Vísperas de este
Domingo de Pentecostés.
Pero, ciertamente, el día que más se adecúa a cualquier celebración cristiana
de la fe es el Domingo, pues los cristianos somos el Pueblo del Domingo, el Pueblo de la Eucaristía, y es la Misa
Dominical la celebración más adecuada para insertar los distintos pasos que
vamos dando en el proceso de hacernos cristianos o en el proceso de madurar
nuestra fe.
Jesús
el Señor, como no podría ser de otra manera, nos invita a la unidad, a
integrar en la Misa Dominical, especialmente durante el tiempo pascual o en la
Pascua Semanal, que es el Domingo, estos acontecimientos tan importantes para
un niño, para su familia, pero también para toda la comunidad cristiana.
Domingo es la palabra que más he
repetido hoy. Sí, hermanos, durante la semana estoy deseando que llegue el
Domingo para reunirme con Jesús y con mi comunidad para celebrar el Domingo.
Feliz Domingo. Feliz Día del Señor para todos.
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