Al decir "Viernes Santo" hablamos de amor crucificado, nuestros pecados han quedado crucificados y Jesús el Señor, voluntariamente, ha ido a la cruz por Amor a nosotros.
Mañana de Viacrucis, camino hacia la ermita. Rezando cada una de las estaciones, contemplando los pasajes, reflexionando y contrastando aquello con lo que ocurre hoy. Tiempo en la ermita para meditar sobre las siete palabras de Jesús en la cruz. Visita al cementerio y oración por nuestros difuntos. Vuelta a casa, "volvemos de lejos", y el Señor nos espera con los brazos abiertos.
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