Hoy nuestra parroquia comparte la alegría de Jesús García Gañán, seminarista que realiza su etapa pastoral en nuestra comunidad de Cigales. Esta tarde a las 17,00h, junto a su compañero Sebastián, será ordenado por nuestro arzobispo D. Ricardo.
Damos gracias al Señor por darnos la oportunidad de compartir con él nuestra vida de fe.
Damos gracias al Señor por darnos la oportunidad de compartir con él nuestra vida de fe.
En el fondo nos recuerda a todos que en
la comunidad cristiana estamos llamados a servir.
Comencemos con el Decálogo del diácono:
Dios le llama y él
responde con un “aquí estoy”.
Delantal y estola son
símbolos de su actitud de servicio.
Disponibilidad es su
manera de estar y de vivir.
Dinamiza la vida de la comunidad
desde la caridad y la Palabra.
Doctor que lleva la
medicina de la escucha y el amor a los enfermos.
Don es su existencia
cuando vive para los demás.
Domingo es su día
favorito para practicar la comunión.
Detiene injusticias y
lanza gritos a favor de los pobres.
Dedica su tiempo a
niños, jóvenes y adultos para que conozcan a Jesús.
Recordemos la función de los diáconos en el libro de los Hechos de los Apóstoles:
Por aquellos días, al multiplicarse los
discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas
eran desatendidas en la asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea
de los discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la
Palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de
entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de
sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos
dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra». Pareció bien la
propuesta a toda la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de
Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármena y a Nicolás,
prosélito de Antioquía; los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho
oración, les impusieron las manos (Hch 6,1–6).
¡Enhorabuena! Jesús. Que el Espíritu Santo te ilumine y allá donde estés sepas dar un buen testimonio de Cristo y de su evangelio.
ResponderEliminarHa sido una bonita y emotiva ceremonia.
Un abrazo, Ana