Que también, en mí Señor,
se inaugure como en Ti
un nuevo tiempo de misión y de
trabajo.
Que la presencia de Dios, del
Espíritu
y de toda tu persona,
se haga presente en mí, de tal
manera
que, viviendo con alegría mi
ser cristiano,
sea semilla de aquella gran
sementera que es tu Evangelio
renazca a una vida nueva.
Que no me sienta seguro de mí
mismo
Que no crea que, con ser bueno,
ya es bastante.
Que me fíe de tu Palabra, y con
tu Palabra,
me sienta querido por Dios y empujado
a proclamar su existencia en
medio del mundo.
Tú, Señor, nos das una forma de
entender la vida
Tú, Señor, nos das el secreto
de la felicidad
Tú, Señor, con tu Bautismo
cargas con todas nuestras
flaquezas y miserias.
Dios, sobre tus hombros, pone
el futuro de nuestra humanidad:
¡Redímela con tu testimonio y
sacrificio!
¡Rescátala de las
incertidumbres que la asolan!
¡Recupérala de aquellos falsos
dioses ante los que se postra!
Tú, Jesús, que eres preferido,
amado, tocado por el Espíritu
haz que, también nosotros,
sintamos el calor de la gloria
del Padre
que no es otra que la comunión
del Hijo con el Espíritu Santo.
Amén
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