y Madre nuestra
amabilísima!
Creo en tu
Maternidad divina,
en tu perpetua Virginidad[2],
en tu Inmaculada Concepción[3],
en tu misión Corredentora[5]
junto a tu Hijo
Jesús.
Creo en tu Asunción[4]
y glorificación
celestial
en cuerpo y alma[4]
porque eres la
Madre del Resucitado
e imagen de la
Iglesia
que tendrá su
cumplimiento
en el retorno
glorioso de Cristo.
Creo en tu
Maternidad espiritual
que, donando a
Jesús, nos engendra a la vida divina,
en tu Maternidad
eclesial,
porque precedes y
acompañas a la Iglesia
en el camino de la
Fe y del Amor.
Creo en tu Realeza
universal,
en tu misión de mediadora [5] y dispensadora
de toda gracia y
don que viene de Dios,
en tu presencia de
Amor.
junto a cada una de
las criaturas
como Madre,
Auxiliadora, Consoladora ( y Abogada
[5]).
¡Venga pronto “tu
hora” oh María,
por el triunfo
sobre toda la tierra
del Reino de tu
Hijo,
que es Reino de de
Santidad, de Justicia
de Amor y Paz!
Marcelo
Morgante
Obispo
de Ascoli-Piceno
Las
Marcas – Italia
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