Hoy, 24 de agosto, celebramos la memoria de San Bartolomé-Natanael , Apóstol
Afianza, Padre Creador, en nosotros aquella fe con la que san Bartolomé, tu apóstol, se entregó sinceramente a Cristo, y haz que, por sus ruegos, tu Iglesia se presente ante el mundo como sacramento de salvación para todos los hombres. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo.
San Bartolomé nació en Caná de Galilea, y fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael. Muchos autores creen que el personaje que el evangelista san Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque san Mateo, san Lucas y san Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.
El evangelio de san Juan (Jn 1, 43-51) narra que Bartolomé o Natanael conoció a Jesús por recomendación de Felipe, quien después de encontrarse con el Señor, fue a transmitirlo inmediatamente a su amigo y a invitarlo a conocerlo. Al principio Bartolomé se sorprendió de que el Maestro pudiera ser de Nazaret, pero al encontrarse con Jesús y escucharlo quedó convencido de lo que le había transmitido Felipe.
Desde entonces Bartolomé fue un discípulo incondicional de Cristo. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
Sobre la sucesiva actividad apostólica de Bartolomé-Natanael no tenemos noticias precisas. Según una información referida por el historiador Eusebio, en el siglo IV, un tal Panteno habría encontrado incluso en la India signos de la presencia de Bartolomé. En la tradición posterior, a partir de la Edad Media, se impuso la narración de su muerte desollado, que llegó a ser muy popular.
Sus reliquias se veneran en Roma, en la iglesia dedicada a él en la isla Tiberina, en donde las habría llevado el emperador alemán Otón III en el año 983.
Hoy, 24 de agosto, celebramos la memoria de San Bartolomé-Natanael , Apóstol
Afianza, Padre Creador, en nosotros aquella fe con la que san Bartolomé, tu apóstol, se entregó sinceramente a Cristo, y haz que, por sus ruegos, tu Iglesia se presente ante el mundo como sacramento de salvación para todos los hombres. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo.
San Bartolomé nació en Caná de Galilea, y fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael. Muchos autores creen que el personaje que el evangelista san Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque san Mateo, san Lucas y san Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.
El evangelio de san Juan (Jn 1, 43-51) narra que Bartolomé o Natanael conoció a Jesús por recomendación de Felipe, quien después de encontrarse con el Señor, fue a transmitirlo inmediatamente a su amigo y a invitarlo a conocerlo. Al principio Bartolomé se sorprendió de que el Maestro pudiera ser de Nazaret, pero al encontrarse con Jesús y escucharlo quedó convencido de lo que le había transmitido Felipe.
Desde entonces Bartolomé fue un discípulo incondicional de Cristo. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
Sobre la sucesiva actividad apostólica de Bartolomé-Natanael no tenemos noticias precisas. Según una información referida por el historiador Eusebio, en el siglo IV, un tal Panteno habría encontrado incluso en la India signos de la presencia de Bartolomé. En la tradición posterior, a partir de la Edad Media, se impuso la narración de su muerte desollado, que llegó a ser muy popular.
Sus reliquias se veneran en Roma, en la iglesia dedicada a él en la isla Tiberina, en donde las habría llevado el emperador alemán Otón III en el año 983.
Afianza, Padre Creador, en nosotros aquella fe con la que san Bartolomé, tu apóstol, se entregó sinceramente a Cristo, y haz que, por sus ruegos, tu Iglesia se presente ante el mundo como sacramento de salvación para todos los hombres. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo.
San Bartolomé nació en Caná de Galilea, y fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael. Muchos autores creen que el personaje que el evangelista san Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque san Mateo, san Lucas y san Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael.
El evangelio de san Juan (Jn 1, 43-51) narra que Bartolomé o Natanael conoció a Jesús por recomendación de Felipe, quien después de encontrarse con el Señor, fue a transmitirlo inmediatamente a su amigo y a invitarlo a conocerlo. Al principio Bartolomé se sorprendió de que el Maestro pudiera ser de Nazaret, pero al encontrarse con Jesús y escucharlo quedó convencido de lo que le había transmitido Felipe.
Desde entonces Bartolomé fue un discípulo incondicional de Cristo. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
Sobre la sucesiva actividad apostólica de Bartolomé-Natanael no tenemos noticias precisas. Según una información referida por el historiador Eusebio, en el siglo IV, un tal Panteno habría encontrado incluso en la India signos de la presencia de Bartolomé. En la tradición posterior, a partir de la Edad Media, se impuso la narración de su muerte desollado, que llegó a ser muy popular.
Sus reliquias se veneran en Roma, en la iglesia dedicada a él en la isla Tiberina, en donde las habría llevado el emperador alemán Otón III en el año 983.
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