Cada sábado, por la mañana, un grupo pequeño de voluntarios de nuestra parroquia subimos a la Residencia "El Mirador de Cigales" para celebrar la Eucaristía.
Hoy hemos celebrado el tercer domingo de adviento, siempre con tono alegre, pero si cabe más porque la Palabra nos anima a ello.
Nosotros recibimos mucho cuando subimos a la Residencia: la edad es un grado, decimos; la alegría, el cariño, las sonrisas, las buenas palabras, la buena acogida, etc. son las mejores actitudes para este Adviento, para esperar expectantes la llegada del Señor.
Y el Señor ya llega en cada uno de ellos/as. Cada uno con su propia historia, con su procedencia, con su pesar o su ilusión, muchas veces por el paso de los años o por las circunstancias que a unos o a otros les toca vivir. Unos de aquí y otros de allí; todos una sola familia, intentando crecer -codo a codo- como una pequeña comunidad.
El fervor y la fe de estas gentes, la docilidad y la ilusión; nos invita a afrontar a los que venimos detrás, a mirar el futuro con mayor ilusión, y a intentar ser más solidarios con nuestro tiempo, nuestra entrega, y, ¿por qué no? con nuestra oración.
En medio de ellos presentamos a Álvaro, nuestro seminarista en la etapa de pastoral en nuestra parroquia. Hoy le presentamos al Señor con alegría, pues mañana recibirá con la bendición del obispo la admisión a las Sagradas Órdenes. Si Dios quiere, pronto, tendremos un sacerdote del Señor. Le pedimos al Señor que configure su corazón conforme al Corazón de Cristo: Buen Pastor.
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