Aunque
la fiesta de San José, día del padre y también patrón de lo seminaristas es el
19 de Marzo, ha sido durante este fin de semana cuando lo ha celebrado la
Iglesia.
Como
ya es tradicional de unos años para acá en nuestra parroquia, el día del
Seminario, contamos con la presencia de jóvenes seminaristas que se desplazan
para dar testimonio de su vocación, así como también pedir nuestra ayuda
espiritual y económica para promover vocaciones sacerdotales. Nosotros tenemos
la suerte de contar en nuestra parroquia con un representante del Seminario
Mayor, Álvaro, y otro del Seminario Menor, Alejandro.
¡Qué
bonito ha sido escucharles a ambos!, Álvaro, ya con su formación y madurez,
próximo ya a ser nombrado Diácono, nos relacionaba, el sábado, las palabras del
Evangelio dirigidas a Felipe por los gentiles: “Queremos ver a Jesús” con su
vocación a hacer presente a Jesús
Y
Alejandro, novato en el seminario, es el primer año que está allí, contento,
ilusionado, nos hizo, el domingo, un breve resumen de su vida de internado; llevaba
su “chuleta” en la mano, pero improvisó con bastante soltura. Como cualquier
chico de su edad realiza sus estudios de 4º de ESO, “sin optativas ya que el
número de alumnos no es muy elevado”, creo que dijo que son unos 30 en el
Seminario Menor, “hace deporte y estudia matemáticas, madruga para el rezo de Laudes, y se adapta a
comer lo que les ponen, pero si no te gusta te ponen menos”.
Soy
madre de un chico de su edad y quizás por ello despierta mi ternura y mi
sonrisa oírle hablar de su adaptación a esa vida de preparación al sacerdocio.
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