El final del mes de enero viene caracterizado por la fiesta
de algunos santos muy importantes: San Timoteo, San Tito, San Enrique de Ossó,
Santo Tomás de Aquino y San Juan Bosco, entre otros. Los catequistas españoles celebramos
de forma especial San Enrique de Ossó. Es nuestro patrón.
Es una fiesta que no celebramos solos sino que compartimos
con las religiosas de la Compañía de Santa Teresa. Unos y otros nos alegramos
de poder contar con San Enrique, sacerdote y modelo de catequistas, ¿por qué?
Porque entre sus intereses pastorales se encuentra: la transformación de la
sociedad, la acción educadora y el compromiso apostólico. Todo ello por haber
dispuesto el centro de su vida en el corazón de Cristo. A lo que hay que añadir la necesidad que tiene como
apóstol de testimoniar con su vida el amor que siento por Jesús, por este
motivo el vivirá lo que es lema en su vida: “¡Todo por Jesús!”. San Enrique es
un cristiano de fe viva, que no miraba sacrificios ni
oposiciones; en una época especialmente hostil a la Iglesia, anunció
valerosamente el Evangelio con la palabra, con los escritos, con la vida.
El mensaje de su vida es ser siempre
fiel a las mociones del Espíritu Santo, vivió como apóstol que transmite la
fuerza del Evangelio animada por la comunión constante con Dios y por un amor
inmenso a la Iglesia. Su existencia, consumida al servicio de los hermanos en
una entrega sin límites, revela que el verdadero amor de Cristo cuanto más
posee a un ser lo hace más disponible a la caridad siempre nueva y siempre
colmada de quien intenta ser reflejo de la presencia de Dios y de su amor en el
mundo.
¡Feliz día de San Enrique! Gracias a los
catequistas, por vuestra vocación y servicio.
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