En María encontramos respuesta a
nuestra forma de vivir; en ella nos sentimos fuertes; por ella encontraremos el
verdadero camino; gracias a ella nuestra vida adquiere un nuevo sentido, se
abre más la esperanza y, también, a la espera. Como hijos venimos a ella,
porque es nuestro modelo por la intensidad de su vivir, por el calor de su
amor; ella es la Madre
de los creyentes: para María nuestra plegaria de hijos.
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