PEREGRINACIÓN A FÁTIMA EN EL AÑO DE LA FE
El pasado fin de semana, del 19 al 21 de abril, un
autobús entero con personas de las parroquias de Corcos del Valle, Aguilarejo,
Quintanilla y Cigales, partimos hacia Fátima, para encontrarnos con la Virgen
María en aquel Santuario portugués que tantas visitas recibe a lo largo del
año. En medio del Año de la Fe, quisimos peregrinar hasta allí con algunos
objetivos sencillos, pero verdaderamente importantes para la vida de todo
cristiano: encontrarnos con María; redescubrir la alegría de creer; convivir
todos juntos durante unos días y dar gracias a Dios, por medio de María, porque
la Iglesia es grande, universal, y está viva, porque Cristo resucitado sigue
presente en ella.

Han sido días de gozo y entusiasmo; de agradecimiento
sincero a la Virgen por tantos dones y también de poner delante de Ella dificultades
e intenciones, y por supuesto, sin olvidarse de rezar por las intenciones de cada
Parroquia y por todos sus proyectos y necesidades. De camino a Fátima, hicimos
una parada en Ciudad Rodrigo donde todos los peregrinos pudimos visitar la
catedral, el curioso museo del orinal y la exposición que alberga el Seminario
Diocesano de esta ciudad con el título “Aude Sapere”. Después de celebrar la
Eucaristía en la capilla del Santísimo de la catedral y disfrutar de una comida
compartida en el Seminario, proseguimos el viaje hasta llegar a nuestro
destino. El Rosario de las velas, al caer la noche, reunidos en torno a la
Madre; la visita a la Parroquia de Fátima donde pudimos hacer la profesión de
nuestra fe; la visita a las casas de los tres pastorcitos videntes, el
Viacrucis y celebración de la Eucaristía, la visita a Batalha, son algunas de
las actividades que pudimos realizar como peregrinos. Todos estos momentos
fueron experiencias de encuentro con el Señor, con su Iglesia Católica –universal-,
con las gentes y en comunión con la Creación.



El domingo, día del Señor, coincidiendo con la
fiesta del Buen Pastor, todos pudimos sumarnos a la celebración de la Misa
Internacional, presidida por Don Antonio, obispo de la diócesis de Leiría –
Fátima, y nos despedimos de la Virgen María en la procesión tan emotiva y
tradicional del “Adiós”. Estos días han servido para convivir todos juntos,
para redescubrir la maravilla que supone ser cristiano y para acrecentar el
amor a María, que quiso mostrarse a unos sencillos pastores: Francisco, Jacinta
y Lucía, y transmitir un mensaje para todo el mundo.
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