25 de marzo de 2017

Paloma Gómez Borrero D.E.P.

Nuestra parroquia recuerda con inmenso cariño el paso de Paloma Gómez Borrero por la iglesia, con motivo del Año de Santa Teresa. Ella nos ofreció un recital con texto de la Santa.

Nuestro más sincero pésame. Que descanse en paz, en esta mujer que tanto bien ha hecho a través de la profesión del periodismo.

11 de marzo de 2017

Homilía P. Juan Carlos - Domingo 2º Curesma - Ciclo A

La Cuaresma va creando en nosotros un sujeto, es decir, un ser humano capaz de acoger a Dios en su vida, y que este hecho cambie su vida para siempre. Podríamos decir que la cuaresma nos intenta purificar para que Dios resida en nuestro ser para siempre.
Ciertamente enamorarse no depende de la elección solo de uno, sino de las dos partes, pero lo cierto es que Dios ama a la Iglesia como esposa, y a nosotros nos ama como hijos, pues Él es como un Padre-Madre. Por tanto, la cuaresma nos previene del des-Amor, para suscitar en nosotros un deseo hondo y una apuesta por el Amor. Ese Amor es el capaz de realizar con nosotros una Alianza perpetua, que Él nunca rompe; y que nos asegura que la presencia de Dios es cercana a nosotros siempre, no solo cuando estamos en momentos –como nos cuenta el Evangelio hoy- de consolación espiritual, esos momentos en los que no dudamos y decimos esto es de Dios.
Lo hemos escuchado en la Palabra de Dios, el Señor llama a Abrahán, y le invita a salir de su tierra. Queridos hermanos, esta palabra pretende iluminarnos a nosotros en la actualidad: somos un pueblo, el Señor nos quiere unidos, somos el nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia, y es con esta, nuestra Madre, con la que Él se desposa, en alianza eterna. Dios eligió un pueblo, eligió en este caso una persona, Abrahán. Hoy también Dios nos llama a formar este pueblo que coincide con su Cuerpo, nos llama por nuestro nombre y nos invita a emigrar del rencor, del sectarismo, de la murmuración, etc.

Me invocará y lo escucharé


4 de marzo de 2017

Homilía - Domingo 1 Cuaresma - Ciclo A





La cuaresma que acabamos de comenzar se corresponde con el Ciclo A, cuyo hilo conductor será el bautismo. Por eso se dice que el tiempo de la cuaresma es un tiempo de preparación para los sacramentos de la Iniciación cristiana, especialmente el Bautismo. Así los textos bíblicos de los distintos domingos nos van proporcionando materia para reflexionar en torno a la conversión que es lo que pretende el itinerario catequético. La reflexión, o mejor dicho, la oración, el diálogo con Dios nos invita a entrar dentro de nosotros mismos, a dejarnos iluminar por la Luz del Señor, iluminar nuestros bajos, descubrirlos y desterrarlos de nuestra vida, y si es posible para siempre.
Las tentaciones de Jesús en el desierto, la Transfiguración del Señor en el monte Tabor, la Samaritana, El ciego de nacimiento y la resurrección de Lázaro nos aportan elementos básicos para hacer este viaje hacia el interior de nosotros mismos.
Hoy hemos escuchado unas lecturas, todas ellas, que van encaminadas a presentar el pecado, a desenmascararlo, pues en muchas ocasiones este es muy sutil y se disfraza de mil maneras para –incluso- autoengañarnos. 
El libro del Génesis nos presenta el pecado del Edén, especialmente nos presenta el pecado de nuestros primeros padres y concretamente lo protagoniza en Adán. El texto nos dice que por él nos vino la culpa, la esclavitud, pues el pecado nos esclaviza de tal manera que nos impide ser cómo realmente somos y nos obliga a ser como la sociedad quiera o nuestros instintos o impulsos, pues generalmente no hacemos el bien que queremos sino el mal que no queremos. Pero a veces hacemos, también, el mal que queremos, es decir, a sabiendas.