29 de junio de 2014

San Pedro y San Pablo - Javier Leoz



La llave con la que Pedro abrió el corazón del Señor,
la forjó en su arrepentimiento
La espada con la que Pablo cambió su vida,
la olvidó en su conversión
La llave con la que Pedro abrió caminos al Señor,
la compró con su entusiasmo
La espada con la que Pablo levantó pueblos para Dios,
la humilló con su afán de salvación
La llave con la que Pedro descubrió la verdad de Jesús,
la abrillantó por la confesión de su Nombre
La espada con la que Pablo dio la vida por Cristo,
la mantuvo limpia por sus incontables viajes
La llave con la que Pedro abrió corazones para Cristo,
la fortaleció  por la inmensa confianza en El
La espada con la que Pablo defendía a Cristo,
la cuido con su lenguaje certero y universal
La llave con la que Pedro levantaba muertos y curaba enfermos,
la recogió de manos de Jesucristo
La espada con la que Pablo difundió su fe en Jesús,
la firmaba con sus cartas y predicaciones
La llave con la que Pedro dejó su afán de pescador,
la olvidó con la  fidelidad a Cristo
La espada de San Pablo, cortante, viva y eficaz,
hablaba y se movía a una con la Palabra de Dios
La llave con la que Pedro se hizo amigo de Jesús,
tenía ruido de  sencillez y astucia
La espada con la que San Pablo abrió horizontes a la fe,
voló lejos por  su compromiso activo y misionero
La llave con la que Pedro mantuvo su cercanía con Cristo,
se hizo grande por su amistad con El
La espada con la que se impuso frente a las dificultades,
se alargaba por su inmensa energía evangelizadora
La llave con la que Pedro probó su fidelidad al Evangelio,
se hizo más dura por su martirio
La espada con la que venció sus muchas fragilidades,
se dobló por su trabajo incansable
La llave de oro con la que Pedro guardó el depósito de la fe,
guardó lo más importante y esencial con su primacía
La espada con la que Pablo, como Pedro, dio razón de su fe:
se tiñó por su sangre derramada
Pero tanto las llaves de Pedro, como la espada de Pablo,
estuvieron fundidas por un mismo metal: LA UNIDAD
Por un mismo herrero: JESÚS
En una misma fragua: LA FE
En un mismo objetivo: EL EVANGELIO
Con una misma mano: DIOS
Con una fuerza poderosa: EL ESPIRITU SANTO
En una misma familia: LA IGLESIA APÓSTOLICA
Nunca, unas llaves ni una espada, siendo tan diferentes, han logrado abrir tantos corazones para Dios ni de cortar tantos hilos que tenían encadenadas conciencias y vidas, mujeres y esclavos, ricos y pobres, continentes enteros…
para que se agarrasen a Dios.

Han sido y son,  las llaves de Pedro y la espada de Pablo.

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