y, el nuevo día llama a nuestras puertas
nuestras voces se unen para decir: MARÍA.
Cuando las obligaciones nos ponen en pie
y la responsabilidad nos convoca al
trabajo
todo ello, lo encomendamos a un nombre: MARÍA.
Cuando abrimos la ventana
y vemos el horizonte del mundo que nos
espera
miramos al cielo y decimos: MARÍA.
Cuando caminamos, surgen temores
y luchamos por una vida mejor
avanzamos pronunciando un nombre: MARÍA.
Cuando brotan las dificultades
y nos cuesta seguir adelante
recurrimos a un nombre: MARÍA.
Ponemos a tus plantas, Virgen María,
nuestros deseos de paz
las ganas de creer más en Jesús
la ilusión y nuestro esfuerzo
los sueños y nuestras inquietudes
la fe y nuestra esperanza
Que el mes de mayo, en el que todo
florece,
también como ramas del gran árbol que es
Jesús
demos los frutos del amor y del perdón
de la alegría y del compartir
del optimismo y la fortaleza
de la sencillez y de la verdad.
Que todo lo que hagamos y digamos en
este día, María,
sea digno del nombre que llevamos: CRISTIANOS.
Amén.
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