20 de diciembre de 2016

Domingo 4º de Adviento

El domingo 4º de adviento llenó de luz nuestra corona, ya las cuatro velas encendidas; ya queda muy poquito tiempo para Navidad.
 
El Evangelio nos habló de María y de José. Mateo nos narró la primera parte del nacimiento de Jesús. María, recibe el anuncio de que será la Madre del Señor y a José, también, se lo confirman Dios a través de un emisario (ángel); que le deja tranquilo.
 
El P. Juan Carlos en su homilía nos habló a toda la familia de que el adviento es un tiempo litúrgico que nos invita a preparar el camino. Dios desea venir a mi vida, y nuestra vida -a veces- tiene situaciones que impiden esa llegada. Él lo comparó con un fuego: llama, ascuas y cenizas, incluso nos habló del tiro de la chimenea. Se está muy bien al calor de la estufa, pero es necesario echar leña, en ocasiones nos vamos y cuando volvemos hay que avivar el fuego, hay que retirar las cenizas para que vuelva avivar ese fuego y gracias a un buen tiro de la chimenea, pueda volver a dar calor. Así nuestra vida necesita el sacramento de la reconciliación: a veces echamos leña, papeles, cartones (egoísmo, materialismo), etc. sí todo eso prende fuego, pero poco a poco, porque ahogamos; necesitamos dar oxígeno para que avive, para que respire (el don del Espíritu), aire suave para retirar las cenizas (pecados, lo que oculta lo importante) y vuelva a resucitar ese fuego capaz de encender, de encandilar (evangelizar y autoevengalizarse) y pueda cumplir la misión del fuego, que es dar calor.

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