10 de mayo de 2012

Mes de Mayo


 ¡ESTAD ALEGRES! 



Estoy amargado! ¡Qué asco de vida! ¿Para qué esforzarse? ¡No hay trabajo! ¡Todo me sale mal! ¿Por qué todo lo malo, me toca a mí? ¿Merece la pena vivir?

I. Reflexión

La alegría no es cosa fácil. La alegría nace de la paz interior, de una conciencia tranquila, del deber cumplido, de un amor verdadero, de una confianza en Dios.
La persona amargada, triste, desesperanzada de la vida jamás dará testimonio de alegría.
La persona alegre, da testimonio de Cristo vivo, glorioso, resucitado.
La persona alegre toma como evangelio de su vida el sermón del monte: Las Bienaventuranzas.
La persona alegre considera los sufrimientos y enfermedades como gracias de Dios.
La persona alegre tiene su corazón abierto a la generosidad, a darse a los demás, a aliviar la vida de sus semejantes, sobre todo si son débiles y están enfermos.
La persona alegre no tiene miedo a las contrariedades y contratiempos de la vida.

«Un doctor de la ley contemplaba el espectáculo de la plaza del mercado. Era un hormiguero de gente. De buenas a primeras se presentó allí el profeta Elías.
El doctor de la ley aprovechó la ocasión para decirle al profeta:
- Disipa mi ignorancia, ¿entrará alguno de estos comerciantes en el futuro reino de Dios?
- Ninguno, ¡ni uno siquiera!, -respondió el profeta sacudiendo ligeramente la cabeza.
En esos precisos momentos llegaban a la plaza dos señores. Se pusieron a hacer juegos de destreza, a decir chistes y a hacer payasadas para atraer a la gente.
Enseguida se vieron rodeados de grandes y pequeños que se divertían y aplaudían entre grandes risotadas. El profeta Elías exclamó:
- ¡Estos si que entrarán en el futuro Reino de Dios!
El doctor de la ley fue a hablar a los dos payasos:
- ¿Qué es lo que vendéis?, -les preguntó.
Respondieron:
- Aunque tambíén nuestro corazón está triste, queremos vender a todos la alegría de vivir».

Bruno FERRERO


Oración
María:
Madre de Jesús y madre nuestra, con confianza acudo a ti.
Desearía conseguir tu actitud ante la vida,
para vivirla con alegría y en plenitud.
Que sea siempre agradecido al don de tu Hijo,
para poder servir generosamente a mis hermanos.
Que mi corazón esté abierto y sea sensible a las necesidades de los que sufren, para que el testimonio de mi vida les ayude a vivir con plenitud.
Gracias, Madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario