11 de mayo de 2012

Mes de Mayo



JESÚS ES UN AVENTURERO

   El responsable de publicidad de una compañía o el que se presenta como candidato a las elecciones prepara un programa detallado, con muchas promesas.
   Nada semejante en Jesús. Su propaganda, si se juzga con ojos humanos, está destinada al fracaso. Él promete a quien lo sigue procesos y persecuciones. A sus discípulos, que lo han dejado todo por él, no les asegura ni la comida ni el alojamiento, sino sólo compartir su mismo modo de vida. A un escriba deseoso de unirse a los suyos, le responde: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». El pasaje evangélico de las bienaventuranzas, verdadero «autorretrato» de Jesús, aventurero del amor del Padre y de los hermanos, es de principio a fin una paradoja, aunque estemos acostumbrados a escucharlo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los afables porque ellos heredarán la tierna. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».
   Pero los discípulos confiaban en aquel aventurero. Desde hace dos mil años y hasta el fin del mundo no se agota el grupo de los que han seguido a Jesús. Basta mirar a los santos de todos los tiempos. Muchos de ellos forman parte de aquella bendita asociación de aventureros. ¡Sin dirección, sin teléfono, sin fax...!

Virgen María:
Si algo vemos en Ti, es un espíritu de aventura.
También Tú te arriesgaste:
Fuiste bienaventurada por creer
Bienaventurada por esperar
Bienaventurada por amar
Bienaventurada por fiarte de Dios
Bienaventurada por escuchar al Señor
A nosotros, muchas veces, nos asusta la aventura de Jesús:
Nos cuesta perdonar
Nos cuesta ofrecer tiempo a los demás
Nos cuesta compartir
Se nos hace duro el olvidar las ofensas
Haz, Virgen María, que Dios nos acompañe en nuestro caminar
para que la aventura de nuestro vivir
sea más rica y más santa.
Amén.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario