Es propio en nuestra parroquia, cada Navidad, representar una Belén viviente y el Auto de Reyes.
Por un lado el frío de la iglesia, por otro la llegada de las vacaciones, incluso que mucha gente de nuestro pueblo se va en Navidad, nuestro Belén no es tan concurrido como quisiéramos. Pero lo importante es participar, revivir aquellos momentos: la Palabra que escuchamos está viva, por ello los personajes intentan meterse de lleno en la escena, representarla como si la estuvieran viviendo.
Intentamos, por tantos medios, sentirnos parte de lo que celebramos en cada tiempo que nos va marcando el Año Litúrgico. Acompañamos, paso a paso, los momentos claves de la vida del Señor, los hacemos nuestros e intentamos vivir nuestra vida de acuerdo con ellos.
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