Este Domingo V de Cuaresma celebramos también el "Día del Seminario" con un lema muy sugerente: "Enviados a reconciliar".
El Evangelio de este domingo nos habla de la mujer pecadora, toda una catequesis del Señor para expresarnos el valor fundamental de la misericordia. Es muy fácil juzgar y muy difícil perdonar. La ley rígida, escrita sobre piedra, no permite compadecerse de la víctima, no es capaz de ponerse en el lugar del otro; simplemente le preocupa cumplir la ley.
Jesús el Señor escribe sobre arena, su ley se basa en el amor, capaz de ponerse en el lugar del prójimo, capaz de escuchar a la víctima, sin prejuicios. El Señor ama a sus hijos, ama a esta hija a la que la sociedad rechaza y Él desea devolverle la dignidad que sus verdugos le quieren arrebatar.
Hoy durante la Misa Familiar, Álvaro, diácono de nuestra parroquia, aún en el proceso de formación como seminarista hasta que sea ordenado si Dios quiere, nos ha hablado de esta situación de pecado, de misericordia y de reconciliación.
Los ministros del Señor somos enviados a reconciliar, a poner paz donde no la hay, a acoger a los hijos de Dios como Dios mismos los acoge, en su nombre.
Álvaro ha glosado una frase conocida en nuestro ambiente "las gallinas que entran por las que salen", aludiendo al deseo: igual que pronto saldrán cuatro seminaristas puesto que serán ordenados de sacerdotes, sería muy bueno que esas cuatro plazas fueran repuestas por otros cuatro, y ojalá más.
Nuestra parroquia cuenta con un seminarista, Alejandro, en el Seminario Menor, cursando el primer año del bachillerato. Ojalá, que de nuestra parroquia también puedan surgir vocaciones cristianas, familias cristianas, de las que surjan las múltiples vocaciones que engendra la Iglesia: laicos, religiosos y sacerdotes.
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