9 de julio de 2016

NOVENA DEL CARMEN

SEGUNDO DÍA: “Dar de beber al sediento”

            “Tengo sed”, dijo el Señor en la cruz. Que mal se pasa cuando hace mucho calor y no puedes beber. Que mal se pasa cuando ves que hay gente que puede beber y tú no puedes llevarte ni un vaso de agua a la boca. Y que mal se tiene que pasar, cuando, aun así, lo que te ofrecen es hiel o vinagre.
            Esta obra de misericordia nos recomienda dar de beber. En la Biblia tenemos distintas imágenes del AGUA. Precisamente, hoy algunos de nuestros hermanos de comunidad, han ido a visitar la exposición de las Edades del Hombre: AQUA. El elemento que sirve como hilo conductor de toda la exposición es el agua, porque es -también- es un elemento purificador. El agua se encuentra en los inicios de la creación, en el diluvio universal, en el paso del Mar Rojo, cuando el pueblo de Israel fue liberado de Egipto, en la Samarita, en el pozo de Jacob, cuando el Señor dijo a la samaritana le dio una verdadera catequesis en el que le habló de distintos tipos de agua. ¿Dónde satisfacemos nuestra sed? El Señor fue bautizado por Juan en el río Jordán. Este río y otros mares eran lugar de trabajo para los discípulos del Señor, que pasaron de ser pescadores de peces a ser pescadores de hombre. El agua con el que se lavó las manos Pilato, y otro agua -muy distinta- con la que el Señor lavó los pies a sus discípulos, agua parecida con la que enjugó aquella mujer los pies del Señor, con aquel caro perfume.

            En este Año de la Misericordia, el agua no solo calma nuestra sed, sino que también colma de gracia nuestra vida. En la medida en la que nosotros renovemos nuestro bautismo por medio del sacramento de la penitencia, podremos estar recibiendo esa agua purificadora que nos llena de la misma misericordia de Dios para que nosotros, como cubos, también seamos dispensadores de esa misma agua, de esa misma misericordia, para los demás.
            Demos, por tanto, de beber al sediento, que tiene sed del Señor. Nuestro mundo, aunque no lo diga, busca pozos donde poder colmar la sed interior. Evidentemente cuando se perfora la tierra, cada uno de nosotros estamos hechos de una tierra, o de distintas, podemos encontrarnos con manantiales o podemos encontrar con sequedad.

            Dar de beber al sediento. María, nosotros muchas veces hemos de reconocer que también tenemos mucha sed, y pretendemos saciarnos con bebidas azucaradas. Danos, Señor, el agua de la vida, que satisfaga definitivamente nuestra vida, y nos vuelva a Ti.

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