7 de septiembre de 2016

Novena de la Virgen de Viloria - Noveno día - Víspera de Viloria

Llegamos al final de esta novena en la que he estado exponiendo las obras de misericordia espirituales. Y hoy corresponde hablar de aquella que dice: “Enseñar al que no sabe”. Por esta razón me detengo hoy para hablar de la importancia que tiene esta obra de misericordia. Son muchas cosas de las que no sabemos, es imposible saber de todo, aunque a veces lo parezca. El otro día en una emisora de radio se hablaba de niños superdotados o niños que saben algo increíble, y se contaban casos de niños pequeños que hacían esto o lo otro, me llamó la atención el niño que sabía todas las estaciones de metro de Madrid y los trasbordos que tenía una persona que hacer para ir de una estación a otra. Desde la radio para ponerle a prueba y averiguar si lo que decía de su madre era verdad, o era un farol que se marcaba le preguntaron para ir de una estación a otra. Y el niño fue cantando una por una todas y cada una de las estaciones, y como digo los trasbordos que había que hacer, hasta tal punto que un momento dado rectificó el niño diciendo: “bueno en este momento en esa parada no se pueden bajar porque están en obras”. Bueno pues la obra de misericordia no nos pide tanto.
            Enseñar al que no sabe es muy importante, y el que aprende tener paciencia y capaz de escucha también es muy importante, porque el problema de dos personas que hablan es: una cuando habla tiene que hablar, y la otra tiene que guardar silencio y escuchar. Claro de esto no nos dan muy buenas lecciones los profesionales de la comunicación, especialmente cuando oímos tertulias en los medios de comunicación social.
            Es muy importante estar abiertos a aprender, porque, aunque ayer decía que es muy bueno escuchar a los mayores porque ellos tienen la experiencia de la vida, hoy tengo que decir que a veces cuando peinamos canas o ni eso, creemos que nos lo sabemos todo y que ya no es necesario aprender más, y a veces se somete. Y a veces, como dice el refrán: “la ignorancia es muy atrevida” y se cometen meteduras de pata, que luego para echar marcha atrás cuesta. Aunque esta debería ser otra obra de misericordia, “echar marcha atrás”, reconocer nuestras equivocaciones, que no pasa nada, porque como decía alguno de estos días: ninguno de nosotros somos perfectos.

            Precisamente a veces escuchamos aquello de “aquí siempre se ha hecho así”, “si esto se ha hecho así toda la vida”, etc. El Papa Francisco habla de esto muchas veces. A mí me ha tocado en ocasiones oír esto, no solo aquí, también en otros sitios, suena a aquello de: “¿quién eres tú que vienes a cambiarnos las cosas?”. Bueno, pues la juventud, tiene mucho que aportar a la sociedad, y no podemos estar haciendo toda la vida lo mismo, porque la vida y la gente cambia y hay que estar a la altura de las circunstancias y sin miedo. Está muy bien seguir las tradiciones, pero también es verdad que de las tradiciones solemos coger más lo que no gusta que lo que no nos gusta, lo que nos conviene de lo que no nos conviene y esto también es enseñar al que no sabe.
            Por poner un ejemplo, la cofradía de hombres de Viloria antes era toda ella de pastores, tal y como se recoge en Regla de hermanos de la misma. El lenguaje es el pastoril, se hablaba de pagar con ovejas, con corderos, etc. Todo eso ha cambiado, aunque hay que reconocer que “ovejas” somos todos, que seguimos a un único pastor: Jesucristo Nuestro Señor, pastores ha instituido el Señor que son los obispos, los sacerdotes y los diáconos. Pastores sois los padres para con vuestros hijos y un solo rebaño somos todos nosotros, con capacidad muchas veces de marcharnos del redil, pero también con la capacidad de volver sobre los hombros del Buen Pastor. Luego hay otra serie de aspectos que no han cambiado, claro está, y sobre todo aquello que tiene que ver con la esencia de una cofradía, o el ser cofrade, que es la cercanía a María, y la cercanía a ella, irremediablemente, nos lleva a estar en comunión con Cristo, que es por quien María, y no solo por ser Madre, sino porque es Madre de Dios. Esto no cambia, al contrario, nos habremos de adaptar a los nuevos tiempos, a las personas, a las circunstancias, pero habremos de continuar lo que nos dejaron nuestros mayores, especialmente aquel pastor que tuvo la experiencia de encontrarse con María en este pago de Viloria. Y amar a la Virgen, es amar a su Hijo, es acompañar al rebaño para celebrar la fiesta del Buen Pastor, cada domingo en la Misa Familiar de nuestro pueblo. Por eso la Iglesia, dice el Papa Francisco, no es una ONG piadosa, es un cuerpo que nos sentimos vinculados a Cristo, cabeza. En la Iglesia se puede ser muy buenos amigos y eso es bueno, pero no podemos desvirtuar la esencia de lo que somos, porque somos hermanos, no colegas, en la sociedad ya hay otras formas de pasarlo bien.
            Le pido a María, en este día que nos haga sensibles al amor de hijos hacia la Madre, su amor nos compromete para realizar los frutos que se desprenden de este amor maternal. Así sea.

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